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y reseña de la nota publicada en Clarín
Pedían 15 dadores de sangre para un bombero y se presentaron 50
“Vino mucha gente que no conocemos”, relató el hermano de Facundo Ambrosi, que sigue en terapia intensiva en el Argerich.
Lucha. Facundo sigue grave y aún no sabe que murieron sus compañeros.
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“No vinieron sólo familiares y amigos; también donaron sangre personas que no conocemos.
De esto me queda que, más allá de todo, somos un país muy solidario”, dijo Rodrigo, el hermano de Facundo, que junto a compañeros, familiares y amigos del bombero esperan que pasen las 48 o 72 horas que, según los médicos, deben esperar para evaluar la recuperación.
“ El no sabe nada de lo que pasó. Piensa que es el único que está internado. Cuando estuvo consciente preguntó por sus compañeros, pero todavía no le queremos decir”, contó Rodrigo, que es mayor que Facundo. En el Argerich también había compañeros del cuartel. Algunos de ellos participaron del operativo en el incendio de Barracas. Y dijeron que Facundo se salvó porque reaccionó cuando vio que la pared que mató a otros nueve rescatistas se derrumbaba sobre ellos.
“ Su pasión es ser bombero.
El, como es jefe instructor del cuartel, le enseña a todos los demás”, lo describió Rodrigo. Y también contó que Facundo, que también participa de la murga del barrio, nació en La Boca y vive en el cuartel que fue fundado el 9 de enero de 1935. Tiene tres hijos: uno recién nacido, una nena de 2 años y un varón de 6. Su novia no se separa de él desde ayer.
Ser bombero parece ser una vocación que se hereda y se lleva en la sangre. Y el caso de Facundo no es la excepción. Es bombero de nacimiento, lo lleva en sus genes, como sus padres y su hermano, que también trabajan en el cuartel. “Somos todos como hermanos. Lo conozco desde que nacimos. El papá de Facu es mi papá, mi papá es como si fuera de él”, se emocionó Diego Oneil, un compañero.
En el Argerich, la preocupación por la salud de Facundo convive con la angustia por la pérdida de Sebastián Campos, que también era del cuartel de La Boca y murió el miércoles debajo de los ladrillos del muro que se desplomó (ver En el cuartel...). “ Eran como hermanos. Sebastián, Facundo y mi mamá eran muy unidos. Se divertían, eran alegres y paveaban todo el tiempo”, dijo Rodrigo. Después, con lágrimas en los ojos, agregó: “Ellos dejaron todo por estar acá. Todos dejamos la vida, vivimos por y para el cuartel. Compartimos momentos buenos y malos, somos una gran hermandad ”.
Florencia Coplan
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