SEGUNDA EDICION DE LA SEMANA CATALANA EN BUENOS AIRES
“El teatro evoca el misterio de la condición humana”
Lo que esta Semana de Teatro Catalán ofrece es, por supuesto, puro teatro catalán: autores, directores y actores son de las tierras de Joan Manuel Serrat. Portland se inscribe en el proyecto global de la compañía la Veronal, abriendo un camino nuevo de investigación. El trabajo conjunto de la bailarina y coreógrafa Lali Ayguadé y el director de la compañía Marcos Morau parte de un subgrupo de piezas de pequeño formato, solos o dúos, que se levantan sobre un fondo de paisaje americano. Y en Incógnito, creada e interpretada por la propia Lali Ayguadé y por el coreógrafo francés Nicolas Ricchini, el lenguaje pierde la conceptualidad que puede apreciarse en Portland para ganar en abstracción. Es un espectáculo basado en el movimiento del cuerpo humano, sin pretensiones de un significado universal.
Por su parte, Sé de un lugar es la primera obra de teatro del guionista de cine Iván Morales; se trata de una historia de un amor fallido que no termina de extinguirse. Tras la ruptura, ella experimenta ciertos placeres de la vida y él se encierra en su living a escribir y a escuchar música. Con una puesta en escena que involucra al público con lo que está sucediendo, esta obra pone a la vista las dificultades con las que se encuentra el ser humano cuanto intenta construir un vínculo con otra persona (sobre todo del sexo opuesto).
30/40 Livingstone tiene al tenis (de allí su título) de fondo: “Muchas reglas para seguir –destacan–, pero sobre todo muchos no: no entró la pelota, no hagan ruido, no hables”, y sobre esta trastienda el protagonista, curioso de por sí, abandona su rutinaria vida y se lanza a buscar en el bosque una nueva aventura. Allí conocerá a un extraño animal y juntos intentarán definir ese match que está con ventaja, pero no terminado todavía.
–Se conocieron estudiando con Jacques Lecoq hace ya casi 25 años. ¿Cómo llegaron a una obra como 30/40 Livingstone?
Sergi López: –Con Jorge somos un poco kamikazes, empezamos con la convicción de que queríamos hacer un espectáculo en el que actuáramos juntos y a partir de ahí empezamos a hablar, y la búsqueda de mirar al ser humano como un animal mitológico fue la primera que nos inspiró, después apareció la idea de que los dos personajes vivieran en planos distintos, así pareció evidente que si uno tenía que saltar como un ciervo sería mejor que fuera Jorge y si alguien tenía que hablar sin pausa y nunca callarse ese podía ser yo, a partir de ahí la escritura nos fue llevando a sitios desconocidos y a algunas revelaciones que nos ayudaron a construir una estructura.
Jorge Picó: –El proceso creativo es fruto de largas conversaciones entre Sergi y yo, es muy contradictorio, caótico, divertido. Tratamos de llegar a denominadores comunes en escena. Y uno de ellos es el humor. La obra trata de un hombre contemporáneo que un día decide dejarlo todo y marchar a una especie de Arcadia, de idílica naturaleza que llenará su vacío interior y donde podrá ser él mismo. Como Rousseau, pero a la Vilanova y la Geltrú, la ciudad donde vivimos en Catalunya. Allí se encontrará con un animal mitad hombre, mitad ciervo.
–Timbre 4 se fundó el año que explotó la peor crisis argentina desde la vuelta de la democracia. España ahora está pasando por situaciones difíciles. ¿Tiene alguna función social el teatro? ¿Es una representación de la sociedad o puede aislarse del contexto de su creación e interpretación?
S. L.: –El teatro evoca el misterio de la condición humana. Siempre. Después lo que se cuenta puede tener un mensaje social más explícito o una forma más ligera, pero de alguna manera siempre está hablando de nosotros y nosotros somos todos. Si nos reunimos en una sala a oscuras para ver una obra de teatro es porque necesitamos sentir que no estamos solos, que formamos parte de un colectivo, por eso aunque la obra que estemos viendo sea una comedia intrascendente vivimos un ritual compartido y eso siempre es social, sobre todo si los precios son populares.
J. P.: –El teatro es a veces un grito en la plaza pública, otras es un fuego que reúne a la gente. El público en teatro se reúne en asamblea porque entre varios se siente, se piensa y se discute luego mejor. Es uno de los aceites que ayuda a engrasar la polis y esa cosa que todavía no sabemos bien cómo funciona llamada democracia.
Temporada Alta de Catalunya es uno de los festivales más importantes de teatro de España y de toda Europa, su programación se extiende durante dos meses o más y el año pasado participaron 88 espectáculos con elencos de 16 países. Además, en muchos casos fue la puerta de entrada para muchas obras de autores y directores argentinos (el propio Tolcachir, y también Javier Daulte, Mariano Pensotti, Daniel Veronese, Ricardo Bartís, Romina Paula, Agustín Mendilaharzu y Walter Jakob). Por eso, desde Timbre 4 buscaron cumplir la misma función para artistas catalanes y que algunos de los espectáculos que pasaran por los escenarios de Catalunya pudieran mostrarse en Buenos Aires.
Esta es la segunda vez que López pisa Buenos Aires, ya que en la primera edición del festival presentó Non Solum. Pero es la primera para Picó, que sin embargo puede dar referencias de la ciudad: “Buenos Aires es la ciudad que faltaba, tanta gente me ha dicho ‘tienes que ir, te volverá loco’. Y hay amigos de los que he aprendido tanto, como Mariano Cossa, Luis María Pesce-tti, tengo tanta admiración por su literatura, por su gente... ¡Espero ver algún Cronopio paseando!”, sueña, y amplía: “Desde aquí me da la impresión de que el teatro argentino está cosechando el fruto de años de trabajo: grandes maestros como (Ricardo) Bartís, (Mauricio) Kartun y un deseo voraz de contar lo que pasó, lo que está pasando y de imaginar lo que pasará, con actores. Al final salen voces muy personales”, y ofrece una propuesta al contar que “Sergi me dijo que se enamoró de Buenos Aires. Con 30/40 Livingstone esperamos formalizar esta historia de amor con Buenos Aires, con permiso del respetable público”, sonríe.
–Este es el segundo año consecutivo que viene. Si compara el público catalán con el público de Buenos Aires, ¿qué diferencias y qué coincidencias encuentra?
S. L.: –El argentino es mucho más alto, bueno y más rubio, aunque hay también bastantes morenas (ríe). El público argentino es más expresivo, expresa de forma más evidente, reacciona durante el espectáculo de forma más desinhibida y al terminar también se expresa y comparte más fácilmente la opinión con la gente que le rodea. En general tengo la sensación de que en Argentina se vive el teatro quizá como una cosa más necesaria. Catalunya no deja de estar en Europa y los años de sofá se notan.
Los encargados de hacer que la Semana Catalana sea posible son Jonathan Zak y Maxime Seugé, productores de Timbre 4, que también viajaron hacia el Viejo Continente con todas las obras de Tolcachir que se presentaron en el festival catalán. “En uno de nuestros viajes y casi bromeando, con ánimo de retribuir un poco de todo lo que nos dan, propusimos a Narcis Puig y Salvador Sunyer (amigos y miembros del festival) hacer un recorte catalán en Buenos Aires, curado por Temporada Alta, y así, que su festival tuviera una pata en Buenos Aires”, recuerdan. Y confiesan que al principio hasta ellos lo tomaron como una utopía: traer elencos catalanes para hacer algunas funciones en Buenos Aires parecía una quimera. Y ahora suben la apuesta: “Es para nosotros una felicidad enorme poder recibir en casa a quienes nos reciben en la suya, ojalá podamos hacerlo con muchas otras ciudades”, se entusiasman.
* Toda la programación en www.timbre4.com Las funciones se realizan en ambas salas del teatro, Boedo 640 y México 3554.
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