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y reseña de la nota publicada en La Nación
Scola y Campazzo, líderes.
Pronosticar
la extensión de la vida útil de la Generación Dorada es una invitación al
ridículo. Sin embargo, España 2014 asoma como la última oportunidad de reunir a
cuatro o cinco cracks del más exitoso grupo de la historia del básquetbol
argentino, que parecen resistirse al paso del tiempo.
¿Para qué
estará la Argentina? El armado de su plantel es la clave. Si cuenta con todo su
potencial, podrá soñar otra vez con arrimarse a las semifinales. Igual, hay una
constante. Puede faltar un jugador, dos o varios. Pero jamás habrá excusas. Es
la marca de este equipo. Es algo que jamás se negocia: el espíritu competitivo.
Es difícil que este equipo se conforme con objetivos menos ambiciosos.
Julio Lamas
sabe que las principales figuras del equipo han dicho que quieren estar, aunque
conoce que en el deporte nunca hay garantías. Pensemos en el quinteto ideal, el
que arañó el bronce en Londres 2012. Pablo Prigioni, Andrés Nocioni y Luis
Scola confirmaron su presencia. Los otros dos, Manu Ginóbili y Carlos Delfino,
generan dudas.
Manu dijo:
"No me imagino estar bien y no acompañar al equipo en España". Pero
no quiere hacerse ilusiones aún, porque viene de un 2013 difícil, con tres
desgarros. Ahora está mucho mejor, sin embargo hasta que no se termine la
temporada es difícil anticiparse. Tiene 36 años.
Los amantes
de la selección saben que en breve (más temprano que tarde) dejarán de ver a
Ginóbili. Lo preocupante es lo de Delfino. El más joven de la Generación (31)
fue decisivo en los últimos años por la calidad de sus aportes. La jerarquía de
sus recursos es irreemplazable. ¿Llegará? Difícil. Está casi descartado. Tuvo
que operarse dos veces de una fractura de la que no se recuperó y Milwaukee se
lo perderá en toda la temporada de la NBA. Lo peor es que los dos que están en
duda, juegan en las posiciones 2/3. Si faltan ambos, se debilitarían mucho esos
puestos.
La
renovación dio buenas señales, encabezada por Facundo Campazzo. Lo siguen
Nicolás Laprovíttola, Marcos Delía y Matías Bortolín, entre los más jóvenes. Y
un grupo intermedio con Juan Gutiérrez, Marcos Mata, Leo Mainoldi y Selem
Safar.
Otros
seleccionados fuertes todavía no saben con qué potencial contarán. Estados
Unidos ya no tendrá a la primera línea de figuras, pero aún sin Kobe Bryant o
LeBron James, será una potencia casi inalcanzable. Podrán competir contra los
NBA España, que como local sedujo rápidamente a sus estrellas y tendrá a Ricky
Rubio, Calderón y los hermanos Marc y Pau Gasol, entre otros, y Francia, que
con el título europeo en Eslovenia el año pasado se sacó los complejos y tiene
un poderío de temer con Tony Parker, Nicolas Batum, Boris Diaw y una larga
lista de jugadores de la NBA.
Lituania,
Eslovenia y Serbia serán poderosos si reúnen todo su personal. Rusia, Turquía,
Grecia, Alemania y Brasil pueden serlo si consiguen la invitación de FIBA, ya
que ninguno se clasificó. El 2 de febrero se conocerán los invitados. Al día
siguiente se hará el sorteo.
Brasil es
un ejemplo de que cualquier cosa puede pasar. Tiene enorme potencial, pero
primero debe conseguir la invitación, luego reunir a sus figuras (Nené,
Anderson, Tiago, etc.) y por último lograr que dominen sus egos para aceptar la
conducción a mano firme de Rubén Magnano.
En el
básquet no hay torneo más importante que los
Juegos Olímpicos. El
Mundial tiene su valor, por supuesto, pero alcanza con revisar las bajas de
varias figuras en el torneo de la FIBA cada cuatro años para entender que para
los jugadores no es lo mismo. Se nota con las figuras de la NBA, que prefieren
descansar, algo que jamás harían en una cita olímpica. Las posibilidades
argentinas -y de la mayoría-, en España 2014 dependerán mucho de estas
variables..
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