La casa de Sabato recupera su esplendor y será un "museo vivo"
"Los libros de la biblioteca están en el último orden en el que los dejó el abuelo", había contado el 24 de junio del año pasado a LA NACION (justamente el día en que el escritor hubiera cumplido 102 años) la arquitecta Luciana Sabato, hija del cineasta Mario Sabato. Y para lograr ese cometido, la familia tomó fotos de cada estante; luego se retiraron los libros, se reconstruyeron los muebles y volvieron a colocarse, uno por uno, cada uno de los siete mil títulos que atesoraba el escritor en su casa.
Manos a la obra
Ahora, no sólo la biblioteca ha sido recuperada, sino también el jardín, que puede verse desde el escritorio de Sabato, que atesora la Olivetti eléctrica, la misma máquina en la que nació Abbadón, el exterminador. Luciana Sabato ya había confesado que la recuperación de la máquina había sido un trabajo difícil. Es que, según confesaron sus familiares, la casa se fue deteriorando cuando se enfermó Matilde, la mujer del escritor, hace ya unos 25 años. Luego, fueron años muy difíciles en la vida de Sabato, y la estructura edilicia se deterioró hasta niveles impensados. Casi todos los techos estaban arruinados, y el jardín, en el que vuelve a verse una glorieta, había quedado atrapado debajo de un sinfín de enredaderas.Un paso tras otro, la recuperación ya es un hecho. Aún el museo vivo no abrió definitivamente sus puertas al público. Pero el deseo de Sabato, y de toda su familia, será realidad pronto..
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