Nuevo polo artístico en Villa Crespo
El mismo sábado, el Club Cultural Matienzo se mudó. En los planes iniciales estaba programado que, de la calle Matienzo, cerraban las puertas de donde estuvieron estos últimos cinco años. A un flete se subían Julio y Agosto ("un grupo de vagos cruza influencias indie-folk con viveza criolla", dixit la Rolling Stone) seguidos por un público en bicicleta hasta llegar a Pringles 1249 (donde Villa Crespo se topa con Palermo). Pero la lluvia otra vez. Entonces, rápido de reflejos, abrieron la enorme casona de mil metros cuadrados desde las 17 hasta bien tarde.
Durante la fiesta de la mudanza pasaron Violentango. Paprika, La Cosa Mostra, BarMitzMidis, el Combinado Argentino de Danza y los DJ Diamante, Tucu Tucu y Chamorro, entre otros, en medio de enormes espacios dedicados en los que conviven (y convivirán) experiencias de las artes visuales, escénicas, musicales, una radio, una superterraza para tomar algo y talleres.
Creado en 2008, Matienzo está gestionado por unas 80 personas. Se trata de un emprendimiento independiente que, en el nuevo espacio multifuncional, parece tener todo los elementos para convertirse en una fija de la actividad artística independientes. Forma parte de Escena, el colectivo que congrega a las salas de teatros más pequeñas; y de Meca, Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos.
En la jornada matenziana del sábado el tema excluyente fue la mudanza. Perdón la digresión, pero este artículo se están escribiendo en lo que a partir de hoy será el viejo edificio de LA NACION. ¿Pura sincronía?.
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