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Domingo, 23 de noviembre de 2014
ENTRE RIOS. VINO, SOL Y RELAX EN COLON
La antigua y señorial Estación Fluvial de Colón, a orillas del caudaloso río Uruguay.
Playas de arena tibia sobre un río ancho e
interminable, sol omnipresente y una serenidad inalterable que invita al
descanso. A poco más de 300 kilómetros de Buenos Aires y muy, muy lejos
del estrés urbano, Colón aguarda mansa y tranquila: su mero nombre es
inspiración para descubrirla.
Por Frank Blumetti
Así
como Cristóbal Colón tuvo una excusa para lanzarse en búsqueda de las
Indias (la excitación de la aventura, la promesa de riquezas, la gloria
del descubrimiento), en estos tiempos modernos tampoco faltan pretextos
para sentirse un poco como este marino genovés y aventurarse ya no por
el mar, sino por la ruta con rumbo a la ciudad entrerriana que lleva su
nombre, fundada en 1863 por Justo José de Urquiza con inmigrantes
franceses, suizos e italianos. En este caso, la convocatoria fue
producida por la quinta edición de la muestra Colón Vinos (ver
recuadro), pero los atractivos que ofrece Colón son variados. Y por su
cercanía a Buenos Aires –a sólo 320 kilómetros– es un destino ideal para
una escapada o unas vacaciones dedicadas a descansar placenteramente y
sin sobresaltos.
En Colón se vive de cara al río y sus islas, con la naturaleza volcada al borde mismo de la ciudad.
COLóN Y SUS VIAJES
Recorriendo la ciudad en un ómnibus descubierto, además del sol
todopoderoso lo primero que impacta al visitante es el majestuoso río
Uruguay y sus cinco playas con casi 14 kilómetros de arenales, visitadas
durante todo el año por viajeros ávidos de paz y sosiego, motivo por el
cual se considera a Colón la capital provincial del turismo. Otro
gancho excluyente es la pesca: el Uruguay, río de aguas más claras y
rápidas que su vecino Paraná, ofrece variedad de peces para los
aficionados, algunas de valor deportivo (dorado, bogas) y otras buscadas
por su carne (surubíes, patíes); se pesca de día y de noche, tanto en
la zona del puerto como de los arenales, en diversas modalidades: con
carnada, spinning, trolling y con mosca. Tanto es así que el 15 y 16 de
noviembre se llevó a cabo el Primer Torneo Nacional de Pesca Variada,
que repartió $60.000 en premios.
Por supuesto, también hay lugares para visitar y divertirse a solas,
en pareja o en familia: uno es el Parque Quirós, apto para contemplar
el paisaje de la costa y practicar deportes al aire libre; vale la pena
recorrer el molino Forclaz, declarado Monumento Nacional en 1985, el
puerto, el casino del Hotel Quirinale, el campo de golf y el complejo
Termas de Colón y sus nueve piscinas de agua climatizada (dos techadas y
otras con hidrojets e intrincados toboganes), además de un amplio
parque con árboles nativos.
El casco histórico tiene una austera belleza de aires europeos,
apreciable tanto en la bonita parroquia de los Santos Justo y Pastor
como en la Plaza Washington y el elegante Teatro Centenario, que no está
lejos de hacerle honor a su nombre, ya que abrió sus puertas en 1925.
Otro evento muy convocante es la Fiesta Nacional de la Artesanía, que se
inició en la década del 60 y que en 2015 celebrará su 30a edición del 7
al 16 de febrero en el Parque Quirós: allí se darán cita unos 500
artesanos de toda Argentina y Latinoamérica, exponiendo sus creaciones
entre comidas típicas, danzas y espectáculos musicales. Fuera de la
ciudad y a poca distancia aguardan el Parque Nacional El Palmar sobre la
RN 14, el Palacio San José (residencia y lugar de fallecimiento del
general Urquiza), hoy museo y monumento histórico nacional y sobre la
Ruta 135, el puente internacional General Artigas, que conecta Colón con
la vecina y uruguayísima Paysandú.
Viñedos de la bodega Vulliez-Sermet, fundada por suizos y renacida hace menos de dos décadas.
EL VINO ENTRERRIANO
Dadas las características del suelo y el clima de Colón, a priori poco
apropiadas para elaborar vinos, sorprende descubrir una bodega local con
plantaciones propias; tal vez no tanto, considerando las 300 hectáreas y
las cuatro bodegas de la vecina orilla... Hablamos de Vuillez-Sermet,
fundada en 1874 por el suizo Joseph Fabre. El negocio floreció (Entre
Ríos era la cuarta provincia productora) hasta que en 1936 el General
Justo prohibió la producción de vino con fines comerciales en todo el
país excepto en San Juan y Mendoza: las viñas se quemaron y adiós
tradición... hasta que en 1997 otra ley cambió la anterior y todo volvió
a empezar. Jesús Vuillez-Sermet y su esposa Juliana compraron la finca y
plantaron diversas variedades de uva en 30 hectáreas: las tintas
Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Tannat, Syrah y Sangiovese y la
blanca Chardonnay. El clima húmedo produce vinos suaves, jóvenes,
ligeros; probamos un rosado a base de Malbec y Merlot (70 y 30 por
ciento), jugoso y refrescante, un corte de cuatro variedades (Merlot,
Malbec, Tannat y Cabernet Sauvignon) de taninos amables y un espumante
brut nature de agradable acidez, que invitan a seguir su evolución. En
la bodega realizan visitas guiadas diarias que finalizan con una
degustación. También hay cabañas para alojarse y servicio de
restaurante, todo a cinco minutos de la ciudad... Hay mucho más para
descubrir y sentirse como Colón (Cristóbal) en Colón (la ciudad): la
excusa perfecta para realizar, como él, varios viajes. Y pasarla mucho
más a gusto.
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