Colonia Obrera o barrio San Vicente de Paul, declarada área de protección histórica

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Una de las zonas más llamativas de la ciudad

En 2010, la Legislatura la declaró

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Por su historia y su diseño, la Colonia Obrera o barrio San Vicente de Paul, delimitado por las calles Traful, Cachi, Einstein y Gutiérrez, en Nueva Pompeya, es un complejo de características muy particulares que lo distinguen de cualquier otro barrio de casas bajas de la ciudad.

"Esta manzana es muy particular porque se trata de «una manzana dentro de otra manzana»", explica Javier Fernández Castro, profesor titular de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Inaugurada en 1912, la Colonia se construyó sobre terrenos cedidos por la ex municipalidad a la Sociedad de San Vicente de Paul. Son 92 casitas de 2 o 3 dormitorios, cocina y baño, de las cuales 80 se ubican en planta baja y 12, en planta alta con balcón. Muchas de ellas están pintadas de diferentes colores, y sólo algunas pocas conservan los portones originales y los patios típicos al frente de las casas.
En esa época, "previa a la ley de propiedad horizontal", explica el profesor Fernández Castro, "cada casa debía tener su puerta a la calle. De ahí que la estrategia de los proyectistas fuera densificar las manzanas introduciendo en su interior pasajes o calles abiertas, generando así más frente urbano y la consiguiente posibilidad de generar más puertas, casas y terrenos". Y agrega: "Antes de que existiera una acción del Estado en materia de vivienda para los sectores populares, el tema sólo era preocupación de algunas agrupaciones católicas o socialistas de obreros; en este caso, la obra San Vicente de Paul".
En 2010, la Legislatura sancionó la ley 3642, que declara al barrio Área de Protección Histórica (APH). Una de las principales preocupaciones de los vecinos es la conservación de la torre central, una torre de agua que nunca funcionó como tal, con un reloj que daba la hora cada 15 minutos y que hoy se encuentra cerrada al público por su notable deterioro.
Hugo Arámbulo, un vecino que vivió toda su vida en el barrio, impulsa un proyecto de mecenazgo para ponerla en valor mediante el patrocinio de empresas: "Si se arregla el balcón, la podrían visitar los turistas. Se podría vender merchandising, como en la Torre Eiffel", se ilusiona..