Palermo
hechiza con sus ingenios
Camino por Uriarte, en el 1683, está Palermo JoJo. Me cae bien el nombre que crearon y me entona el ánimo
convocando mi simpatía. En su segundo nombre, reúne los sonidos de Hollywood –su
primer par de letras- y Soho –su última sílaba-.
De regreso, doblo por Costa Rica hasta Thames. En la
esquina está Lelé de Troya. No te
engañes, la referencia de origen es al caballo. La glorieta en la calle, el
servicio de mesa presentado en esos colores, la casa reformada respetuosa y
originalmente y la propuesta –gastronómica, todo te invita.
Unos pasos más hacia Nicaragua está intuición escorpiana, el slogan que lo acompaña dice un lugar con cosas y arte que te seducen,
dedicado a la decoración de muebles, ambientes, juguetes. Piezas intervenidas,
les dieron por nombre.
En la vereda de enfrente, antes de llegar a Nicaragua, está
latte(n)te. En lugar de la n figura una taza humeante y con
cuchara. Leche y té reunidos con reminiscencias que no se encuentran en la
lengua del Dante, latente, me remite
al universo bullicioso de los sueños para el psicoanálisis.
Y al llegar a Thames y Nicaragua, Dain la Usina Cultural. Panorama completo con semenjante emprendimiento: librería, espectáculos, y café. Y nombré apenas cinco
propuestas de creatividad ingeniosa. Este es mi barrio.
Lelé
de Troya
intuición
escorpiana
latte(n)te
Dain
la Usina Cultural

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